Salvador en Bahía, es una de esas ciudades con un ícono cultural tan grande, que crea imágenes de inmediato en la mente de la gente. El ritmo es uno de sus imanes... que hace latir su corazón a ritmo de batucada.
Los brasileros asocian Salvador con historia, diversión, la religión “Candomblé”, la ropa blanca de los Bahianos, los tambores de “Olodum” tocados en un ritmo frenético, la musicalidad y el carnaval.
Fué la capital de Brasil hasta 1763, Salvador presenta algunos de los edificios coloniales mejor conservados edificios de todo Brasil.
En el “Pelourinho”, nombre que lleva el viejo distrito, declarado por la UNESCO: “Patrimonio Histórico de la Humanidad”, se pueden encontrar muchos bares, restaurantes, galerías de arte y tiendas de souvenir, instaladas en edificios coloridos e históricos. Algo fantástico, que no hay que perderse.
Salvador es también considerada la capital cultural de Brasil. Es una explosión de colores, ritmos y diversión.
La música es probablemente el rasgo más importante de la cultura de Salvador. Muchos de los mejores artistas brasileros nacieron y crecieron en la ciudad. Los mejores ejemplos de los músicos mundialmente famosos son: Gilberto Gil, Caetano Veloso, Joao Gilberto y artistas más recientes como Daniela Mercury, Timbalada y Olodum.
La influencia africana se puede ver en muchos aspectos de la cultura brasilera, y ha encontrado en Salvador el ambiente perfecto para expandirse sin límites. La influencia se puede apreciar en los cortes de pelo usados por la gente de raza negra o en el Candomblé, una religión creada de la mezcla de la fe católica, traída por los colonizadores europeos y el sincretismo de la cultura africana.
La vieja capital de Brasil se convirtió recientemente en la capital del carnaval. Cada febrero, un batallón de miles de turistas, marchan por la ciudad siguiendo el “trío electrico”, buscando alegría, diversión y tal vez una nueva novia...
Con una costa extensa y una temperatura cálida, Salvador es una invitación para otras actividades placenteras al aire libre. Desde el puerto “Barra” hasta Itapoa, los turistas pueden encontrar más de 20 Km. de playa, donde la gente va a relajarse, nadar, descansar, comer, beber y bailar.
Demasiado en una sola ciudad... pero Salvador ofrece todavía mucho más... y el ritmo de sus tambores no deja de marcar su espíritu y su fuerza.
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